jueves, 19 de enero de 2012

A propósito de Malvinas


The Warbaby, grafito sobre papel, de Chris Scarborough

" Los nacionalismos no tienen nada de progresistas, sino lo contrario. El Estatuto, la realidad nacional, todo eso no son más que pugnas de poder de políticos que no tienen nada que ver con la gente. Pero el problema es que se está introduciendo entre los ciudadanos la idea de que lo nuestro, lo que nos diferencia de los otros, el ser de aquí, el defender todo eso es progresista, cuando lo esencial, lo verdaderamente progresista, es lo que nos une con los demás, no lo que nos separa."

Fernando Savater, Diario El Mundo, 26/11/2007.

miércoles, 18 de enero de 2012

Anticredo


Sin título, óleo sobre lienzo, de Michael Peck (emptykingdom.com)

Me hubiera gustado creer.

Hice mis mejores esfuerzos, pero es inútil.

Creer que la felicidad es un logro gimnástico

y no la ardiente presencia de lo amado.

Por ejemplo.

Creer que un buen Dios nos cuida y tiene planes

secretos pero bienintencionados,

y que, como un padre severo, calla pero procura.

Pero no lo logro.

No soy un hombre de fe, aunque buena fe me ha sobrado.

Y tampoco me ha servido.

Me hubiera gustado creer

que el amor vence

que la bondad prevalece

que el progreso del espíritu es inevitable.

Creer que una luminosa trama de justicia

flota sobre la niebla de la batalla.

Creer que hay tiempo para todo,

inclusive para empezar a creer.

Me hubiera gustado creer, soy sincero.

Pero preferí soñar.


martes, 17 de enero de 2012

Enojo


Foto de la serie "emerging from shadows", de Alan Shapiro (photographyserved.com)


Enojarme no es fácil.

Mi vida hubiera sido más liviana, más suelta si hubiera adquirido esa habilidad a tiempo. Según Graciela es por mi condición de hijo único. Puede ser. Aunque uno no compite con un par para obtener un lugar de privilegio en el corazón de los padres, no significa que uno no lo haya luchado. Pero es diferente, no hay con quien pelearse, de la misma manera que no hay de quien aprender.

Pero hay días –como hoy- en los cuales se dan coincidencias cósmicas. Tal vez todos estén de mal humor, o proclives a la tontería sin disimulo. Y yo comienzo a sentir que es el momento de enojarme. Declino el pensar que es mi mal humor, o mi tontería, porque el que se enoja se afirma; uno no puede lanzarse al combate con actitud autocrítica.

Entro en una espiral y cedo a mi enojo. Lo veo entrar en mí como un tóxico que circula lento, una inyección aceitosa y amarga, que se arrastra por mis venas y me transforma imperceptiblemente. Porque no vayan a creer que me pongo colérico o expresivo; me enojo sórdidamente, sigilosamente, sin estruendos, pero sin retrocesos.

Acomodo delante de mí a todos aquellos que han tentado este humor. Discuto prolijamente con cada uno, no para tener razón ni concederla, no para llegar a una solución, sino para pelearme. Para enojarme con una agria dignidad suicida.

Cuando me enojo, lo cual no es fácil, me dejo ir, resbalo hacia la soledad.