lunes, 25 de octubre de 2010

Liu Yuanshou


Serie Roja III (2008), óleo sobre lienzo

Liu Yuanshou, nacido en 1967, es uno de los pintores chinos contemporáneos de mayor renombre, que de no existir internet sería un desconocido absoluto para occidente. En su pintura, realista y de composición barroca (especialmente en este caso bastante deudora de Caravaggio), queremos ver denuncias sobre el opresivo sistema de su país. Esas mujeres sometidas por telas rojas, víctimas de algún tipo de catástrofe, se convertirían en denuncia en la imaginación de un crítico. Pero tal vez no haya nada de eso: Liu expuso y expone en cuanta celebración de la Revolución exista, y parece contar con el imprimatur del gobierno comunista. ¿Importa lo uno, importa lo otro? Nos caen bien los artistas que además se convierten en altavoces de los reclamos de su pueblo, pero eso no los hace mejores artistas, y viceversa. Acerca de si el "compromiso" es un valor inherente a la obra de arte o es extraartístico y confinado a la personalidad del creador, usted decide.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Un no sé qué


Untitled, de garmonique (www.protographyserved.com)

Con el tiempo descubrí que no me hace sentir extranjero la cultura de los hombres, que bien puede uno deslumbrarse por ella y adoptarla –al fin y al cabo todas las tradiciones nos pertenecen, según Borges-, sino la apenas perceptible identidad de la naturaleza. Porque cada ciudad –cada región- tiene su luz, los colores se pintan diferentes, el aire huele a otros meses, entre otras invisibilidades tan significativas como indescriptibles. Puedes llegar a amar el temperamento de un cielo, el permanente verdor de un jardín, la transición del amanecer o el reflejo del mediodía, pero no son aquellos que conocías. Mi cuerpo lo supo siempre pero yo tardé un tanto en enterarme.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Acerca de los vampiros



"La vampirología es un conocimiento extenso. Admirable si se tiene en cuenta que es el estudio de algo que no existe. Además de ser extenso, está muy extendido: la gente común y corriente sabe más de los vampiros que de los otomíes, por ejemplo.
En las películas de vampiros, los espectadores saben más de vampirología que los protagonistas, que para enterarse de lo que está pasando tienen que recurrir a un pequeño manual del Siglo XVIII, o bien a un pergamino, que desenrollan con música de fondo, de preferencia de armonio. El que abre el manual o desenrolla el pergamino aprende muchas cosas, pero está casi siempre perdido, con grandes posibilidades de acabar vampirizado.
Los demás protagonistas, en cambio, no dan pie con bola, y hacen una serie de cosas que a nadie se le ocurriría hacer sabiendo que la película es de vampiros: caminar por el bosque a la media noche, entrar en los cementerios, andar jaloneando tumbas, meterse en un castillo medieval sin encender la luz, dormir con la ventana abierta, darle la espalda a unos cortinajes de brocado, colgar de la pared cuadros de difuntos dientones..."

Jorge Ibargüengoitía