El mundo ya no es digno de la palabra
Nos la ahogaron adentro
Como te (asfixiaron),
Como te
desgarraron a ti los pulmones
Y el dolor no se me aparta
sólo queda un mundo
Por el silencio de los justos
Sólo por tu silencio y por mi silencio, Juanelo
No todos los días se asiste a la lectura de "la última poesía", sino que esta resulta de un accidente. La muerte del poeta cierra la producción. Pero en este caso, la muerte indigna, oscura e inexplicable del hijo del poeta es la que le quita las palabras a Javier Sicilia. Nace, en su lugar, un discurso encendido que buscar conmover "el corazón podrido" de México. Este es un mundo que parece poco interesado en los poetas, por eso los convierte en luchadores.