"Quien controla el presente domina el pasado,
quien controla el pasado domina el futuro"
George Orwell, 1984
La publicidad mundialista en México ha sido omnipresente, exaltada, sazonada de política y de razones comerciales. Los jugadores de la Selección han hablado, bailado, comido sándwiches, aconsejado donar para la lucha contra el cáncer, jugado con niños, con robots, con extraterrestres y con personajes de videogames. Su director técnico ha anunciado una iniciativa para fundar un nuevo México, mientras juntaba sus manos con millones de mexicanos ilusionados, demostrando mayores dotes actorales que técnicas en su profesión.
Y finalmente han sido eliminados, por esas cosas del juego y razones profundas que discutirán oportunamente.
Me provocó una inmediata curiosidad saber cómo iban a reaccionar los anunciantes. Ya determinados slóganes habían sido usados en su contra, por ejemplo, el de pan Bimbo y su campaña "Haz Sandwich". En Twitter y otras redes sociales, la gente declaró inmediatamente que los jugadores de la selección "sólo sirven para hacer sándwiches".
Lo que sucedió desde el lunes en las pantallas de la televisión superó mi capacidad de asombro.
Desaparecieron los jugadores en desgracia, antes divas y ahora casi traidores a la patria.
Desaparecieron las camisetas verdes de la Selección, como motivador o premio.
Pero algo más: en la publicidad de Sears (tienda departamental) aparecen unos niños con remeras celestes y blancas, en franjas horizontales como la bandera argentina y el logo de Sears en celeste sobre la banda blanca. Anoche vi otra publicidad en la cual una tribuna estallaba en el festejo de un gol desplegando banderas celestes y blancas en bandas horizontales. Y no eran versiones internacionales, sino de productos mexicanos.
La conversión del mensaje fue tan rápida que es lícito pensar que estaba preparada desde mucho antes.
Es raro que hayan usado precisamente los colores de la selección verduga, y no los de Brasil, segunda pasión de casi todos los mexicanos. Si hay una razón profunda, subconsciente, se me escapa.
El fútbol, su historia y su futuro, se reescriben a diario como en un palimpsesto. Cuando es a nivel nacional, despierta pasiones y anhelos profundos de una población que sigue siendo utilizada por los medios, anunciantes y autoridades. Si con esa facilidad se cambian los colores en medio de un mundial y esto pasa desapercibido, ¿qué otras mutaciones se pueden esperar?
El arte, el trabajo y la voluntad que son la base del éxito y la belleza del deporte, jamás se convierten en el tema central. Así se prolongan las derrotas, aunque se disimulen con mucha rapidez.