jueves, 30 de septiembre de 2010
Jeff Buckley
lunes, 27 de septiembre de 2010
El sueño argentino
jueves, 23 de septiembre de 2010
Luis Toledo
El collage es un procedimiento artístico que en un par de años cumplirá un siglo. Consiste en incorporar (pegando en principio, porque de hecho se agregaban papeles al cuadro con pegamento) elementos de distintos contextos para que en su nuevo encuentro genere una impresión estética nueva. A pesar de haber nacido como técnica plástica, luego se hizo extensiva a otros lenguajes, como el del cine y la literatura.
Luis Toledo demuestra que el collage está vigente. Tal vez más que nunca. Si consideramos nuestra contemporaneidad, descubrimos que nosotros mismos tenemos, cada día más, comportamiento de collage. Cuando hablamos es posible aislar afirmaciones que tomamos prestadas, casi con comillas, que no han pasado por el filtro de nuestra reflexión. Nos llenamos de consignas, de la misma manera que nos vestimos con ellas, nos alimentamos con ellas, soñamos con ellas y nos vamos fragmentando cuando creemos que nos estamos definiendo. La publicidad no es más que una herramienta de esta gran fábrica de fenómenos de collage. El poder, como siempre, es el primer motor inmóvil de esta consecuencia.
miércoles, 22 de septiembre de 2010
Dios está en las albóndigas
- ¿Qué es esto mamá? - pregunta Nico al ver la foto de una iglesia. (Nico es mi hijo de tres años.)
- Una iglesia, Coco.
-¿Qué es una iglesia?
- Mmmmm....- supuse que con la primera respuesta sería suficiente- El lugar donde vive Dios.
- Y ¿quién es Dios?
Hay preguntas que, hasta ayer, suponía que llegarían más adelante. Muchos temas de educación o transmisión que todavía no me planteé. De golpe, me enfrenté a la incómoda situación de responder una pregunta para la cual yo todavía no encontré una respuesta convincente. Pero antes de pensar todo esto, se asomó la "respuesta genética", la que recibimos antes de ser capaces de cuestionarla.
-Es el creador de todo
-Lo quiero ver, mamá. ¿Dónde lo veo?
-Coco, ¿querés más albóndigas?
Gaby Pinto
martes, 21 de septiembre de 2010
Progres
viernes, 10 de septiembre de 2010
Los Redondos
lunes, 6 de septiembre de 2010
Hologramas
miércoles, 1 de septiembre de 2010
Terry Rodgers
The Gilt Edge (2010), óleo sobre tela
En El Hacedor, Borges toma una idea de Lewis Carroll y la desarrolla: los cartógrafos hacen un mapa tan detallado de la realidad física que la reproducen exactamente. Baudrillard usa este ejemplo para referirse a uno de sus temas preferidos de reflexión: la Hiperrealidad.
Es un concepto imposible de desarrollar en pocas líneas, pero que puede resumirse en la simulación y reproducción de la realidad que realiza el mundo contemporáneo, que nos hace vivir en un sistema de percepciones al que suponemos más real que el real, tanto que casi no alcanzamos a percibir la verdad. El photoshop que arregla rostros, el restaurante de hamburguesas que garantiza el mismo gusto donde sea, la perenne luz diurna de los casinos de Las Vegas, los videojuegos inmersivos, la pornografía, son algunos ejemplos de esta “realidad mejor que la realidad”. La cultura norteamericana es particularmente sensible a este engaño, por lo cual sus artistas son tan proclives a denunciarlo, primero en el pop y luego en el hiperrealismo. En este último estilo, que ha vuelto a estar en boga, el pintor desaparece y lo que ofrece es un fragmento de la realidad, donde la escala, el detalle, el momento congelado, devuelven una realidad aumentada que nunca pudo haberse percibido tal cual. El pintor renuncia a dejar rastros de expresión en su pintura. Sólo es el que recorta y presenta.
Pero nunca es inocente, ni ausente, porque la temática tiene una intención. Su segmento elegido provocará rebeldía, denuncia, asco, distanciamento, fastidio, difícilmente indiferencia.
En el caso de Terry Rodgers, el tema elegido es la orgía de sexo, drogas y posiblemente rock´n roll. Parece un tema nuevo, pero es una iconografía explorada ya, no sólo en las pinturas de Pompeya sino en el barroco, disimulada bajo motivos bíblicos. Sus cuadros están maravillosamente compuestos y, por lo menos a mí, me causa una particular impresión el rostro sin sonrisas, de “pasados de rosca” y soledad de sus personajes. No creo que esto implique un juicio moral, aunque esto depende de cada observador.
Más obra en http: //terryrodgers.com