Me hubiera gustado saber alemán. Cuando le propuse a una compañera de universidad que me lo enseñara, ella dijo que si no lo había aprendido como lengua materna mejor que no perdiera el tiempo. Así de categórica.
Hay mucha poesía en ese idioma, y muy cercana a la música, que me perderé irremediablemente. Claro, cuando era chico pensaba que era el idioma en que los malos le hablaban a sus prisioneros y a sus dobermann.
Heppner, y su dúo Wolfsheim, es de los que nos hacen cambiar la imagen de un idioma y nos devuelven el recuerdo de la artisticidad de un pueblo. Él no fue miembro fundador del dúo, sino que ocupó el lugar de Pompejo Ricciardi y se quedó con Markus Reinhardt en teclados, haciendo lo que se conoce como Synthpop, que no me suena del todo pop, ni del todo Synth. Hay algo de la oscuridad y la limpieza de los arreglos de todos los grupos alemanes contemporáneos. Y la particular voz de Heppner, una de las mejores de la escena actual europea.